El recurso de la comunicación social, en esta caso la radio, resulta absolutamente pertinente porque, además de ser un lenguaje atractivo y cómplice de las formas de ver, oír y sentir de la juventud de hoy, funge también como ventana y espejo para que los adolescentes se vean a sí mismos y se muestren en el espacio público ejerciendo prácticas valoradas y reconocidas socialmente, lo que actúa en contra del estigma del delincuente que se impone sobre estos adolescentes en su tránsito por las institución de privación de libertad.
Al mismo tiempo, la comunicación social, particularmente en el área comunitaria, popular o alternativa, ha resultado ser una de las mejores herramientas para la organización y el cambio social, transformación que se deriva del empoderamiento de este medio de expresión por parte de los ciudadanos; del inicio de un proceso de construcción de un sentido motivador de nuevas perspectivas de acción ciudadana; de satisfacción de acceso a los bienes de consumo colectivo. Diversas experiencias en Venezuela y Latinoamérica han convertido a medios alternativos en una vía efectiva para la construcción de ciudadanía y por tanto de lucha contra la exclusión de diversos grupos sociales, en este caso, a la población en conflicto con la Ley Penal, entendiendo que una radio dentro de la Casa Carolina Uslar no puede ser sino un medio alternativo de comunicación.
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